Las Obras


No al poder sustantivo, sólo el verbo poder (poesía)

Poesía sustantiva la de María del Carmen Arrieta en la que el verbo "poder" es el sutilísimo hilo temático que une con encanto sus poemas.

Poder vivir y poder destruir. Poder amar, poder mirar de otra manera, poder ser mágicamente niño y viejo al mismo tiempo. Poder inventar,
 transmitir o compartir la fe, la alegría y el optimismo. Poder elegir "soltar la vida en palabras" o poder tener amigos "suavizando el silencio del 
 café que une".
Todo dicho en un verso sencillo pero con profundo lirismo no exento de sensualidad, que transforma en sentimientos y emociones la propia 
realidad. 
Nora Marlatto




Escuela del Salitral (poesía)

Este libro es una recopilación del pensamiento, fluidez, y humildad descriptiva del alma de un docente que supo mamar desde joven el aroma y sonido del campo, el volar de los pájaros; y abrazar allá, a lo lejos, la noche encantada.
La poesía surge entre sus manos con suavidad narrativa, con pinceladas de amor, anécdotas, y sobre todo su inclinación a eso que él sentía profundamente en el alma, su escuela y sus niños.
Y mi padre sabia escribir lo que llevaba por dentro, inspirado en cosas ciertas, lo que pasaba en su tierra, como maestro de campo, con su nostalgia de tiempo, cantándole a los niños, a los quebrachos y esteros.
Rimaba coplas gauchescas, compartiendo en los senderos, con sus amigos del alma supo de noches eternas.
Sabía sentir el perfume de aquellas flores silvestres, haciendo guirnaldas bellas, transcriptas en esos versos. Con su amplia sonrisa y con el corazón abierto nos lleno de esa bondad que hoy llevamos como herencia.
Quiero recordarlo ahora a través de su poesía, que siempre canto a la vida y que siempre espero que vuelva.

Mariano Moreno (h)




Quince años y ocho días, una novela de Patricio Ortega Villafañe

Sinopsis de la obra:

Pascual regresa a su barrio, luego de quince años de exilio en la ciudad de Lima. ¿Por qué se escapó del país en los años ´90? Curiosamente, nadie lo espera en el aeropuerto. Una razón lo devuelve a Córdoba: recuperar lo perdido. Las plazas, el club, la primera novia, los viejos amigos. El paso implacable de los años ha borrado huellas en su querido barrio, General Paz. Aquel de calles anchas, bares tradicionales, viviendas amplias y luminosas, quioscos copados de adolescentes, ya no existe. Hoy está lleno de edificios con impuestos altos, tiendas de ropa de marca, inmobiliarias y locales gastronómicos. Hay un poder descriptivo asombrosamente detallista en cada escenario de la novela. Aquel que sólo conservan los exiliados, aquellos que extrañan cada retazo. Tranquilamente quien la lea, aún sin pisar la ciudad de Córdoba, puede representársela en su cabeza. La ciudad, más allá del cemento, es historia en carne y hueso. No queda tiempo para lamentos en la vida de Pascual. Debe buscar de inmediato a sus afectos. Recomponer las relaciones que, al partir, dejó atrás. En este contexto, se producen encuentros intensos -intercambios crudos de reproches y consejos y advertencias-, en mesas de café y puchos aplastados. Pascual intenta darle un nuevo giro a los hechos que lo alejaron de su lugar, repentinamente, un día. Hallar explicaciones, perdones, Mea culpas, abrazos, soluciones. Las páginas encierran un suspenso narcótico hasta el final. No tiene mucho que perder, y lo sabe, Pascual. Si algo sale mal, si acaso el entorno le niega una oportunidad, trae en su maleta un plan B: boleto de avión ida y vuelta, sin fecha fija, en la compañía aérea Lan. 



Instrucciones para tocar el timbre, de Diego Tachella (fotolibro)


Devuelvan la pelota, cuentos desde el fútbol de Gringo Ramia

El fútbol le permitía
y le sigue permitiendo
a un tipo de un barrio
tener algo que a los pobres
les arrebataban desde la cuna:
el orgullo.
Es decir, yo a partir
de una pelota de fútbol
soy alguien,
en el sentido profundo.
Me gano así el respeto mío
y el de la gente.

Ángel Cappa



Creo que soy una de las personas más indicadas para escribir
este prólogo y ciertamente no es por mi calidad literaria. Es
más, no tiene que ver con idoneidad alguna. Sólo se justifica
por una situación desprendida de mi amistad con el escritor.No hay
más razones ni méritos que una suerte de ubicación, de haber estado
en el lugar preciso en el momento indicado.
Estuve ahí, en el justo instante en el que a Sebas le empezaban a
salir las ideas. En el preciso momento en que le empezaban a brotar
firmes las palabras.Pude atestiguar, y a veces acompañar, su creación,
sus métodos, sus derrapes y sus golazos.
Nuestra amistad nos hizo compartir experiencias de todo tipo,
color e intensidad. Entre otras cosas, compartimos gustos literarios.
Creo que una mezcla de todo eso me convirtió en lector-crítico-editor-
aficionado de cada texto suyo.
Quizás haya sido el nacerse argentino fuera del país, por el dato
biográfico de su documento canadiense.Oel formarse cordobés hasta
el hueso con orgullo y militancia.Capaz fue otra cosa.O capaz todo
eso y lo demás. Pero creo que poco agrega el saber de su biografía
para entender su forma de escritura.
Creo que las pistas podemos ubicarlas en su relación con los libros.
Antes de ser este genial escritor, Sebast fue, y es, un gran lector.
Profundo, ávido, apasionado, amplio, curioso y medio fanático. Remarco
estas cualidades suyas porque conocer su faceta de lector nos
ayuda a valorar aúnmás sus cualidades de escritor.Pienso que sus es-
critos son un centrifugado de esas historias que supo absorber.
Sus relatos comienzan a desperezarse con muy buenas ideas.
Luego se profundizan con la aparición marcada de algún sentimiento
fuerte.Y terminan por estructurarse en historias insoslayables.
Aveces amorosas, a veces tristes, a veces trágicas, siempre algo cómicas.
Pero uno nunca deja de sentir ese saber de qué nos está hablando.
Nunca deja uno de sentir algo fuerte por eso que él nos está
contando.
Sus relatos pueden escribirse como una colección de excelentes
anécdotas, o como geniales relatos cotidianos, o sino como brillantes
y agudas instantáneas literarias.
Quizás, estas serían caracterizaciones que sólo servirían para empezar
a hacerle honor a sus relatos.No es todo, pero al menos me sirven
para presentarlo ante ustedes.
                                                                          
Maximiliano Videla







Informes a la crema, de Natsuki Miyoshi


Cuqui es la sombra íntima, de todo lo que se asoma a los lejos con la súbita luz de una nube alta

La conocí en casa Trece, hacíamos un taller con Lamberti, el primer taller que Luciano coordinaba, ese grupo era muy divertido y producía delirios con el paso de las horas. Particularmente me llamaba mucho la atención los textos que leía Cuqui, yo no tenía idea de escribir y aprendía de todos, pero ella era como una mutante que se había quedado entre nosotros para hablarnos de imágenes que perturban desde su quietud, y resbalan por sus secretos. O sea, todo lo que ella entendía de la vida y de la muerte en el espacio terrenal y paradisíaco, hecho poema. Luego publicamos entre otros poetas nuestros primeros libros con Editorial La creciente y vi la forma de su dimensión en ese libro. Pienso que una poeta así es un alma más vieja que el tiempo y que el espacio, porque es consciente, todos sus movimientos son de sensibilidad, de un estado que desconozco pero está lleno de paz y sabiduría. Hace unos días compartí una charla y la invité a una cirugía de hernia que me tenía que hacer y que finalmente no me hizo falta por ahora, pero ella quería venir al quirófano y a la pieza del hospital y traerme flores, me dijo, también hablamos de una amiguita de tres años que conozco que juega con una nena muerta que viene de una estrella, y Cuqui ansiosa espera se la presente para pedirle le tire el tarot. Con admiración siento que Cuqui vive fuera de sí, (no como nosotros, los humanos pendientes de las mismas desgracias y pensamientos), la veo en sintonía y en perpetua dispersión como los planetas, distante y cerca de cualquier cosa, metida adentro de la realidad exterior de todo lo que existe y nadie sabe.

Diego Monsalvo.



Sobre la autora:
Cuqui (Córdoba, 1977) - Escritora, artista visual y tarotista.
Durante su década de los veinte escribió poesía como "Cuqui", apodo que lle va desde pequeña. La poesía completa de Cuqui consta de ocho libros de poesía y dos de pensamientos. Cada uno de ellos está íntimamente unido a su obra visual -fotografías, dibujos y performances-, gestada a la par de la escritura.
La obra de Cuqui en narrativa está ligada a la psicomagia, creada por Alejandro Jodorowsky, y a la performance. Ella quiere crear el Género psicótico: vivir algo a propósito para irlo escribiendo, aunque la percepción realidad/ ficción se vea perjudicada (su nouvelle Masturbación es una excepción a esto). En su escritura siempre quiso mostrar sobre lo que la obsesionaba y explorar diferentes estéticas.
En su década de los treinta experimenta con heterónimos: Natsuki Miyoshi y Karen Smith. Como Natsuki Miyoshi (10-10-09/ 10-10-10) ha escrito cinco libros de poesía: Cisne de hierro, Nepiso azulario, Informes a la crema, Deile eniquirilla conntas deer y Escaleras (infantil con ilustraciones).
Así como Cuqui presenta sus libros con performances -ella se niega sistemáticamente a leer sus textos alegando que lee mal, sin gracia-, Natsuki Miyoshi dejó diseñados cinco actos de psicomagia social para sanar lo que ha escrito y, con ello, a los lectores.








 
Ni siquiera las aguas, Diego Alarcón (poesía 2011)
                                                                                                   
“Ni siquiera las aguas” es el curioso modo en que he sido capaz de dar forma a la perplejidad, el fuego y la paz que encuentro a lo largo de un día, todos los días.
Hace rato que me viene intrigando el origen donde converge cuanto existe, y lo anterior a ese origen, como inconcebible imagen de la verdadera identidad. De esa intriga se desprende una definida mitología a lo largo del libro.
Estos poemas fueron escritos sin esfuerzo alguno, pasaron de la tinta al papel sin saber yo bien a qué respondían ni qué parte tomaban en el juego de mis propios significantes. Me reconozco, sí, en el nervio del que se originan.
Siempre me desconcierto al leer algo escrito de mi mano: me considero una cosa mucho más simple que lo que se ha plasmado. Me considero como alguien sin ninguna idea en la cabeza, sin una sola preocupación…, como un ente de lo inmediato, un animal para mí mismo. A través de estas páginas puedo conocer y compartir, entonces, algo de lo que piensa este ser parlante incrustado en mí. 


Sobre el autor

Diego Alarcón (Córdoba 1979) es escritor. Ha publicado la novela Las plazas ya no tienen nombre para mí (Ediciones Recovecos). Actualmente se desempeña como corrector y docente en talleres literarios.


Fragmento:

Ni hace falta asomarse a este lado.
No me importa si jamás lo conoce alguien.
Aquí el aire arde sosegadamente como una taza de té recién hecho.
No hay timones, balanzas, luces altas o bajas.
No hay témpanos ni lisergia.
No existe un momento siquiera para un solo parpadeo.
El tiempo se ha fundido en las cosas
que se han diseminado o fusionado en una sola cosa.
No hay tiempo pero es como si el papel
hubiese reabsorbido sus escritos, primero,
y sus renglones, después,
para terminar traslúcido.
O sea, no hay tiempo,
pero es como si lo hubiera habido, incansable,
y ya no fuera.




Momentos en el bar, Pablo Iván (cuentos cortos 2009)

A partir de esta obra de cuentos cortos, escritos e ilustrados por Pablo Iván, La Tía inicia su actividad como productora. La misma nos obsequia diecisiete historias mínimas, absurdas, picarescas, que ocurren entre las paredes de un bar, pequeños mundos con vida propia sí los hay. O acaso, ¿quién no ha vivido un momento memorable, interesante, íntimo en la mesa de un bar? La primera edición de 80 ejemplares artesanales se agotó en 2009. Actualmente disponible edición impresa.

Fragmento:

Corría la vitrina expectante porque el vino elegido era reserva, un
cabernet mendocino que jamás pude probar, -debe ser exquisitofantaseaba,
y me sentía compenetrado y comprometido, porque no
todas las noches se abre un vino así, ni tampoco en cualquier ocasión
corriente, es más, hasta me fui para atrás a fajinar los copones, porque
servir semejante vino en copa chica es un insulto, y una marquita de
grasa imperdonable, y después pasarle la gamuza a la botella hasta
lustrarla, y me arremangué la camisa, me acomodé el moño, y me dirigí
con mi mejor postal a la mesa, yo de vinos no sé un pomo, pero nada
podía estar descoordinado en una velada tan sofisticada, así que me le
presenté formalmente a la pareja, lo miré al señor y le saqué a relucir el
flamante ejemplar, se lo mostraba como si fuese mi primer hijo recién
nacido, a lo que asintió conforme con la mirada , y descorché quirúrgicamente,
el corcho se deslizó como con vaselina, cero ruidito, y lo serví
despacito, en un fino hilito morado, y le pedí al míster que lo probara, él
hizo bailar la copa, lo inhaló profundo, lo llevó con sutileza al paladar, y
yo mientras le decía la lección que me había memorizado, “cosecha
especial 2005, edición limitada”, pero el tipo dudaba, y dudaba,
y terminó opinando que “sí… pero le falta”, y ante esa sentencia inesperada
yo quedé regalado, pero no podía quedarme atrás con el
discurso, así que agregué “además señor, posee color rubí intenso, con
fuertes aromas a moras, fresas y vainilla, y un delicado reposo de un
año en madera roble”, pero no había caso, el tipo insistía con un “le
falta…,macho”, y yo sin más que jugar el último verso que quedaba, le
rematé con un “fíjese que es un excelente vino, con agradable presencia
y redonda terminación en boca”, pero el tipo seguía y seguía con el “sí,
pero a esto le falta…”, y dale con el le falta, la puta madre, y llega un
momento en el que uno se cansa, así que le pregunté de una vez por
todas, “bueno ya señor… ¿me puede decir que le falta?”, “Sí, claro
-repondió con soltura-, le falta… Pritty”.  ( cuento: la degustación)

Sobre el autor: 
Pablo Iván, escritor cordobés, nace en Alberdi (primer territorio libre de Latinoamérica) en 1983, junto al retorno de la democracia.
Es Lic. en Comunicación Social y realiza posgrado en Adm. y Gestión Cultural (FCE, UNC).

Ha publicado Momentos en el bar (cuentos cortos ilustrados, 2009) y Meijide y su pelota (cómic mudo, 2010) y Sensaciones –aporías del niño que soñaba el infinito- (poesía, 2011). Además, escribió e ilustró en diversos medios, webs y gráficos, y para eventos culturales.

Ideó y co-dirigió el proyecto de comunicación popular Escritos al primer amor: Belgrano, Alberdi y su gente. http://escritosalprimeramor.blogspot.com/

Su blog personal es www.pablitoivan.blogspot.com.ar


Uno de cordobeses, Gringo Ramia (cuento 2010)


A partir de la edición de este cuento autóctono La Tía producciones saca a relucir la pluma del Gringo Ramia, cordobesazo, poeta, bohemio, hincha, muchacho de barrio.
El gringo lleva a cuestas una vasta trayectoria narrando aquello que le apasiona y lo obsesiona; el fútbol, la pelota, el alambrado, las canciones, los papelitos, el folclore.  Por ello mismo es que desde nuestra fervorosa hinchada hemos decidido alentarlo y alentarlo sin parar.
Con esta aventura damos el puntapié inicial para lo que se viene: entrenar duro  practicando nuestra próxima gambeta; una edición más amplia con la selección de  sus  mejores cuentos de potrero y tablón,  inéditos hasta el momento, entrando en calor, esperando por saltar a la cancha.
Con ustedes, Uno de Cordobeses, un picado a muerte que se juega en la canchita de la Plaza Intendencia, y un partido más en que hacemos debutar a un escritor local.
(Esta campaña volveremos a estar con ellos).

Fragmento:

“Los dos equipos se pararon en la cancha. Les tenía mucha fe a mis dirigidos.
Pero igual estaba muy nervioso. Éste no era un partido cualquiera. Me
enfrentaba a Arsenal. A la causa de mis mayores pesares. Al antifútbol. A Burruchaga,
a Grondona, a la historia misma del fútbol mundial. Sabía bien que
aquellos eran simples estudiantes de secundario y que los pibes de mi equipo
eran simples trabajadores tratando de ganarse la vida. De todos modos, uno
de esos equipos, tenía esa horrenda camiseta. Y era mi deber, como guardián
del romanticismo en el fútbol, derrotar a esos colores.(…) De la Sota y Juez, entre tanto,
no paraban de hacer campaña. Ambos querían asegurarse de quedar bien con el que ganara el partido.
El Gobernador se acercó a los de Arsenal y les prometió que iba a mover cielo y tierra
para rebajar las tarifas de los celulares y que iba a contratar más policías para
erradicar la inseguridad en Córdoba. También habló de arancelar la Universidad
y de privatizar EPEC. Juez se acercó hacia donde estábamos nosotros y
nos dijo que les rompiéramos el orto a estos chetos culeados y que iba a lograr
la autorización para realizar bailes de cuarteto los días miércoles y jueves(…)”.

Sobre el autor

Escritor cordobés. Eso dice mucho. Contador de anécdotas y exagerador de momentos. Apasionado por el fútbol transito los pasillos de esa pasión e intento encontrar la manera de llegar a esos lugares que me conmueven. Empecé a escribir en el 2004 y no paré. Gané, perdí y empaté. Estoy editando mi primer libro: "Devuelvan la pelota. Cuentos desde el fútbol". Y ya estoy pensando en el segundo: "La ventana de los barrios", libro de cuentos. 
Soy uno de los primeros convocados al proyecto cordobés de La Tía Producciones. 
Integro la selección desde aquel entonces y me queda carrera para rato.


su blog personal es www.devuelvanlapelota.blogspot.com

Dos Romeos, Pablo Cánepa (arte 2010)

Con la edición de Dos Romeos, La Tía realiza su primer experimento enteramente visual. Pablo Cánepa nos ofrece una selección de sus originales ilustraciones. El eje de la obra gira en torno al vínculo del ser humano con el gran monstruo que ha creado: la ciudad. La urbe, enferma de consumismo y decadentismo, está presente en las imágenes que Cánepa construye; con personajes solitarios, hermosos perdedores, que terminan ahorcados sobre escenarios desoladores, abrumados de tanta cotidianeidad siniestra y cruda.
                                                                                                                                                       
Sobre el autor

Pablo Cánepa (Córdoba 1981) es estudiante de la Escuela Superior de Bellas Artes Dr. José Figueroa Alcorta.
Participó de muestras colectivas, como Yogur polirubro artístico y sus muestras personales Dibujos que un hombre no debería mostrar y Sin Título.
Contacto, consultas y porqué no, ventas: dos.romeos@hotmail.com



We love Ela, Pom Pôm (cómic 2010)




Figuras humanas, animales acuáticos, rostros y predominantemente un mundo mágico, constituyen el centro de sus trabajos. Escenarios imaginados en ausencia de puntos de contacto con la realidad palpable al asignarles la capacidad del habla a animales y por el deliberado uso del color y fondos poco delimitados. Los objetos puestos en superficies flotantes en cuyos casos el personaje se asienta en una delicada línea que comparte el fondo color blanco de la hoja original.
Lo que Pom Pôm no deja de lado en ninguna de sus producciones, son los elementos sensibles y emotivos que, sin duda, es lo que personifica y da vida a cada pieza. Conjuga el dibujo con el juego de palabras en clave de guiños asociados a dichos populares, haciendo eco de su generación y agudeza en la observación de la vida y sus circunstancias más corrientes.
Los personajes, que en su mayoría observan en dirección al espectador, admiten la hipótesis que la obra se completa con la mirada de quien está del otro lado de los límites de la pieza.



La autora publica asiduamente en su blog personal: www.pomponuit.blogspot.com





Meijide y su pelota, Pablo Iván (cómic 2010)



"Meijide daba “ocote” jugando al  “fulbo”.
La pateaba horrible.
Un día, cansada de tanto maltrato, su pelota se le reveló.
La relación se volvió muy extraña.
A partir de allí, cada vez que Meijide la quería patear, 
ella respondía de manera inesperada..." 


¿Quién no sueña con los aplausos? ¿Quién no anhela con todo corazón ese momento de reconocimiento, esa palmada de orgullo, el abrazo del compañero, el pulgar levantado del técnico, los elogios de los amigos, el beso de la enamorada o la sonrisa de la pelota? Todos, malos o buenos, miran al cielo, cierran los ojos, se duermen, piensan, sueñan imaginan. Todo se trata de momentos, es verdad. Después viene la realidad, la pelota rodando por el césped, la tierra, el asfalto o el sintético; o volando sin rumbo cierto, en el peor de los casos. Y después vienen los calificativos y la línea trazada y éstos de un lado y los otros del otro. Los malos y los buenos. Y lamentablemente entramos en ese cruel juego y nos olvidamos de todo: del fútbol, del amor, del otro y de nosotros.
   ¿Acaso Mejide no sueña? ¿Acaso no fue niño y gritó un gol y se animó a jugar de enganche y esperaba al viejo para que lo llevara a la cancha y coleccionaba las figuritas de los “grandes? ¿Acaso vos no soñaste esa caminata por el túnel, la lluvia de papelitos, el escupitajo en el corner, la bandera con tu cara, el gol heroico? ¿Acaso Mejide no es uno de nosotros?
   Ahí van los “malos”, con la cabeza un poco gacha, trotando por toda la cancha, tratando de no echar moco, escuchando el peor de los insultos, el murmullo, la sensación de miedo colectivo. Les gritan “¡ladrones!” ¿Ladrones de qué, de quién? ¿Será que alguno siente que le robaron los sueños de estar allí? De vuelta, el problema de la memoria, el olvido del amor. Estos tipos dan todo y reciben poco.
   La pelota podrá putear, gritar, llorar y sufrir, pero ella también reconoce la entrega, el coraje, y el alma desparramada en el césped. Y Mejide es uno de ellos, un rústico que ama y que hace lo que puede, dando todo, como Pablito, como vos y yo.
A su salud. Y disfruten de este libro, que está más bueno que un gol de culo en el último minuto.

El Gringo Ramia